IDIOMA
Aunque alguno chapurreaba algo de español, eran pocos, y en
algunos restaurantes vimos la carta en español; pero lo típico como en la mayoría de ciudades, que con cuatro
frases de inglés te puedes apañar. Eso sí, nunca está de más aprender algunas
palabras en su idioma.
ESPAÑOL CHECO
Hola Ahoj
[AJOI]
Adiós Ahoj
[AJOI]
Buenos días-tardes Dobrý den [DOBRI
DAN]
Buenas tarde-noches Dobrý večer [DOBRI VECHER]
Gracias Děkuji [YEKUI]
Por favor Prosím
[PROSIM]
ESPAÑOL ESLOVACO
Hola Ahoj
[AJOI]
Adiós Čau
[SHAO]
Hasta luego Dovidenia
[DOVIDENIA]
Buenos días-tardes Dobrý den [DOBRI
DAN]
Buenas tarde-noches Dobrý večer [DOBRI VECHER]
Gracias Ďakujem [YAKUIEM]
Por favor Prosím
[PROSIM]
ESPAÑOL HÚNGARO
Hola-Adiós Szia [SIA]
Buenos días-tardes Jó
napot! [YO NAPOT]
Buenas tardes-noches Jó
estét [YO ESTIT]
Gracias Köszönöm [KÓSONOM
Por favor Kérem
[KEREM]
En
mayúsculas es como se pronuncia, más o menos.
MONEDA Y CAMBIO
Hemos manejado dos monedas diferentes además del euro.
En la República Checa, tienen la corona checa (su símbolo es Kč y su código ISO es CZK), cuyo cambio durante el viaje fue
más o menos de 1 € = 25 Kč.
En Hungría tienen el forinto, aunque nosotros lo llamamos florín (su símbolo
es Ft y su código ISO es HUF), cuyo cambio durante el viaje fue
más o menos de 1 € = 338 Ft.
En la República Eslovaca tienen el euro.
Solo cambiamos 100 € en cada una de las monedas para tener algo de dinero en métalico, lo hicimos como en el último viaje en Ria, y nos dieron 23.000 coronas checas (salió a 22’82 el cambio) y
30.500 florines húngaros (salió a 304’5 el cambio).
Utilizamos siempre la tarjeta REVOLUT, todo un invento; aunque nos
encontramos algunos restaurantes y lugares turísticos, que solamente aceptan el
pago en metálico.
No llegamos a utilizar ningún cajero.
CLIMA
Aunque ha hecho más frío del que a mí me gusta, ha sido menos del que
suele ser el habitual en invierno. Por el día las temperaturas oscilaban entre
5º y 10º, eso sí, la mayoría de días la sensación térmica era menor, quedando
entre 0º y 5º; y por la noche rondaban los 0º.
Los días han estado bastante bien, algunos nublados y otros soleados;
llovió un par de días pero no en exceso. Eso sí, aunque sólo fue por un ratillo
llegamos a comprobar que es la lluvia
gélida, y son gotas de agua congelada, vamos como si fuera un mini granizo.
TRANSPORTE
PÚBLICO
Donde más lo usamos fue en Budapest,
en Praga solo para subir al Castillo y en Bratislava no hizo falta.
En PRAGA el billete más barato es
válido para 30 minutos y cuesta 24 Kč, se puede
comprar en los estancos, y tienen que ser validado al subir.
En BUDAPEST el billete sencillo son 350
Ft, lo que es bastante complicado, es saber si puedes hacer transbordos con ese billete, parece
que si es el metro sí, entre tranvías o autobuses no sirve; pero ya digo, es
tan complicado que preguntamos a los guías y no lo sabían, ya que ellos usan el
mensual. También es interesante sí lo vas a usar varias veces, el bloque de 10
tickets que vale 3000 Ft; y se valida cada vez que subes.
En Budapest hay otros billetes, los más utilizados son, el del bus del Aeropuerto (100E) que son 900 Ft; y el billete de 24 horas que son 1650
Ft. Nosotros solo compramos el sencillo y el bloque de 10 tickets.
En ningún metro de otras ciudades por
las que hemos viajado a lo largo de los años, hemos visto tanto revisor como en
Budapest, en muchas estaciones habían al entrar (después de picar el billete) y
también al salir, generalmente habían dos. También vimos revisor en un autobús,
y tardó menos de un minuto en encontrar a una persona sin billete.
TAXIS-UBER
Usamos en las tres ciudades, tanto
Uber como Bolt, esta última es app de taxis, pero muy bien; en Bolt no aceptan propina. En todos los trayectos, apenas hemos
tenido que esperar unos minutos, los vehículos muy nuevos, de alta gama y muy
limpios; y los conductores con una gran presencia, muy correctos y conduciendo
muy bien.
Al llegar a Bratislava, teníamos
problemas con el móvil y no podíamos conectarnos, así que como era un trayecto
corto hasta el hotel, decidimos coger un taxi a la vieja usanza, el primero de
la fila, al subirnos comenzamos a buscar el taxímetro y al enseñarle la
dirección a dónde íbamos, nos dijo que eran 15 €, así que salimos y cogimos
nuestras maletas; al final pudimos pedir
un Bolt y nos costó 3’20 €; ni más ni menos que nos había quintuplicado el
precio.
Pedimos un Bolt (en Budapest
no hay Uber) el último día para ir al aeropuerto, ya que nuestro vuelo salía
muy pronto por la mañana; bajamos y en un par de minutos ya teníamos uno, nos
costó 20’88 €.
Nos pasó más de una vez, y lo hizo
tanto Bolt como Uber, que al darle aceptar el trayecto cargaba el importe en la
tarjeta y luego te hacia el cargo real del trayecto; el primer cargo era como
una retención que devolvían en unos minutos.
COMIDA
Sin que hayamos comido mal, no nos ha
seducido la comida, ni la checa, ni la húngara, aunque igual nos hemos dejado
algún plato interesante por probar.
Principalmente hemos comido bastante
carne guisada con salsa, también es típico el pato, pero a nosotros no nos
seduce nada; algún codillo, carne empanada y goulash que es un estofado de carne.
Generalmente acompañan los platos de
una especie de pan, que yo definiría como denso y esponjoso a la vez, llamado knedlíky; algunos mejor que otros, pero
no nos convencieron tampoco.
Las cervezas nos han parecido muy
ligeras, eso sí las sirven con más espuma a la que nosotros estamos
acostumbrados, en la Republica Checa es bastante barata (puedes encontrar
fácilmente medio litro por 2 €); y es muy típica la negra, pero no como la
irlandesa que es muy densa, la cerveza checa negra es muy parecida a la rubia
en cuanto a densidad.
En cuanto a licores, en República
Checa probamos el Becherovka, que es bastante fuerte (38%) pero estaba mejor de
lo que pensábamos; y en Hungría el Unicum (con graduación similar). El clima
invita a esos licores y al final el Becherovka hasta nos gustó.
GUIAS
Desde casa reservamos una vista
gratuita en Praga y otra en Budapest, con empresas diferentes; luego realizamos
otros tours, algunos de ellos de pago.
Comenzamos con Praga Imprescindible
(2’30 horas, gratuito), este tour que recorre la Ciudad Vieja y el Barrio
Judío, es la mejor forma de comenzar a conocer la ciudad; nuestro guía Ion,
hizo que entre historia y bromas le prestáramos atención durante toda la
visita. A mitad excursión más o menos hizo una parada en un bar para tomar algo
calentito, momento que aprovechan para vender más tours, y a nosotros como nos
estaba gustando tanto, reservamos otro gratuito y dos de pago.
Por la tarde también con Ion, Castillo
y Malá Strana (3 horas, gratuito), tras cruzar el Puente de Carlos, bajamos
a la Isla de Kampa, donde vimos hasta que nivel subió el agua en las últimas
inundaciones y donde se encuentra el famoso muro de John Lennon; luego cogimos
el tranvía y subimos a la zona del Castillo. Para realizar el tour, previamente
tienes que comprar el billete sencillo de 24 Kč.
Al día siguiente por la mañana Tour
Nazismo y comunismo, S.XX (2’45 horas, 12 €), muy interesante la historia más
reciente, desde el Imperio Austrohúngaro, la invasión nazi, la Operación
Antropoide, los años del comunismo, la Primavera de Praga y la Revolución del Terciopelo;
los puntos fuertes son la Casa Danzante y la Iglesia de San Cirilo y San
Metodio.
Y el último día para despedirnos de la
ciudad, Tour de las Leyendas y Cerveza (2’45 horas, 15 €) que incluye el
billete de tranvía y una cerveza artesanal. Esta vez con Santi, subimos con el
tranvía hasta el Monasterio de Strahov, para luego tomamos una cerveza
artesanal en un local que pertenece al Monasterio, luego fuimos al Castillo y
después al barrio de Malá Strana, que con la tenue iluminación y la poca gente
por sus callejones, hizo que fuera una visita muy agradable viendo sus palacios.
Nos gustaron mucho las cuatro visitas,
además al comprar los dos tours de pago hacían un descuento y en vez de
costarnos 27 € a cada uno, nos costó 22 €.
Comenzamos por el Budapest
Imprescindible (2’15 horas, gratuito), durante el tour se visita brevemente
la Basílica de San Esteban, en la plaza de la Libertad hicimos una parada para
tomar un café, y finalizamos en el Parlamento. Las explicaciones del guía y la
ruta nos gustó, pero lo que no nos gustó nada, es que el grupo fue muy
numeroso.
Otro día realizamos el Tour del Barrio
Judío (2’15 horas, 12 €) durante la ruta te enseñan por fuera varias
sinagogas con sus respectivas historias, y por
supuesto historias del gueto judío durante la Segunda Guerra Mundial; tampoco
podía faltar la historia del “Ángel de Budapest” el diplomático español que
salvo a judíos de una muerte segura.
Nos hubiera gustado hacer el Free Tour
Budapest Comunista, pero como consultamos horarios en un folleto que nos dieron
(en vez de internet), pues resultó que los horarios que indicaban no eran los
correctos y ya no lo pudimos realizar.
Aunque los dos guías han estado muy
bien, la organización desde mi punto de vista ya no tanto, porque no se debe
hacer un tour con tanta gente, aunque sea gratuito, ni se puede repartir un
folleto con horarios que no estén actualizados.
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