Siguiendo las previsiones
meteorológicas, el día estaba entre nublado y lluvioso, así que comenzamos con tranquilidad
y salimos de casa más tarde.
Sobre las 10 llegamos a la SINAGOGA CALLE DOHÁNY (Dohány utcai
zsinagóga), que es la más grande de Europa, y la segunda del mundo, con cerca
de 3.000 asientos. Construida entre 1854 y 1859 con una gran influencia
morisca, aunque también con toques bizantinos y góticos. Durante la Segunda
Guerra Mundial fue bombardeada, usada como base de radio alemana y como establo;
sufriendo daños severos durante la ocupación. Su restauración comenzó en 1991 y
finalizó en 1998 (financiada por el estado húngaro y por donaciones privadas). En
el exterior se encuentra un cementerio judío y el Árbol de la Vida, una
escultura metálica similar a un sauce llorón en el que cada hoja lleva escrita
el nombre de un judío asesinado durante el Holocausto. Horario: 10 a 16, el
viernes hasta las 14.
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El "árbol de la vida" |
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Lápida conmemorativa de los que ayudaron a los judíos húngaros |
Hay que decir que la entrada es muy
cara, nos costó a cada una 5.000 Ft (14’80 €), la visita incluye un guía (salen
cada media hora) y hay en español; comienza en el interior de la sinagoga y
luego continua en el exterior. La sinagoga es muy bonita y decidimos entrar a
pesar de su elevado precio, porque la historia de los judíos en Budapest fue
muy importante, y porque generalmente es muy complicado poder entrar a visitar las sinagogas. También hay que decir que por lo que se paga, podían enchufar
todas las luces aunque solo fuera un momento.
Luego cogimos el metro para ir al BALNEARIO SZÉCHENYI, que es el primer
balneario terapéutico de Pest, construido entre 1909 y 1913 en estilo
renacentista moderno. Horario: 6 a 22. Nosotros cogimos una entrada con cabina 6.400 Ft y una entrada con gabinete 5.900 Ft,
la mayoría de la gente lo hace así (incluso los del balneario es lo que nos
vendieron al decir dos personas) y así guardas todo una cabina, pero a la hora
de cambiarte el espacio es muy reducido y hay que hacerlo de uno en uno (personalmente,
por la diferencia de precio creo que no merece la pena cogerlo así). Nosotros
llevamos las chanclas, pero no llevábamos toallas, así que alquilamos una
toalla 3.000 Ft y un albornoz 4.000 Ft.
Al final no estaríamos ni dos horas y
nos costó 36’43 € la entrada, más 20’72 € del alquiler de la toalla y el
albornoz, aparte hay que contar que para esto último hay que dejar un depósito
de 5.500 Ft, que aunque hayas pagado con tarjeta te devuelven en metálico. Así
que nos costó cerca de 60 €, pero bueno quien va a Budapest y no va a uno de
sus balnearios!.
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Pasillo de los vestuarios |
Había leído maravillas, pero para mí
fue una experiencia prescindible, vale que la piscina exterior es su
gran atracción y para bañarse en ella hay que salir al exterior, pero es que
para ir a las piscinas interiores te tienes que cruzar todo el patio exterior,
pues se encuentran en la otra punta; y la verdad que la experiencia de ir
mojada en invierno cruzando el patio, hace que ya no sea tan satisfactoria;
están muy bien las piscinas climatizadas a diversas temperaturas, pero cuando
tienes que salir al exterior en invierno, ya no tanto. No entiendo como no
están comunicadas las piscinas con los vestuarios.
Luego como íbamos a casa a dejar los bañadores
y las chanclas, cogimos algo rápido y nos lo comimos en casa. Después cerca de
la plaza Deák Ferenc tér, en el Café Frei nos tomamos un par de capuchinos, que nos costaron 1.000
Ft (unos 3 €), mientras hacíamos tiempo para hacer la visita al Barrio Judío
con los del tour gratuito del primer día, pero cuando quedaba poco para
comenzar se puso a chispear, así que lo dejamos y volvimos un rato en casa.
Salimos cuando comenzaba a anochecer,
volvimos a comprar otro bloque de 10 tickets porque los íbamos a usar todos,
entre hoy y mañana. Cogimos el tranvía de la línea 2, que finaliza al pasar el Parlamento,
regresamos paseando y estuvimos un rato admirándolo de noche.
También nos acercamos de nuevo al MONUMENTO A
LAS VÍCTIMAS DEL HOLOCAUSTO.
Luego nos tomamos algo por allí, en un
local con una curiosa decoración, con objetos de los años 60, Trabant'60 Retro Lounge & Bar, donde nos tomamos nuestra cervecita
de la tarde, las dos nos costaron 1.627 Ft (cerca de 5 €).
Desde la zona del Parlamento y con la
ayuda de Google Maps, cogimos un bus y nos fuimos a cenar a un lugar que nos
habían recomendado unos amigos que habían estado recientemente en Budapest, Paprika Vendéglő, pedimos un plato de carne para dos
personas, la verdad que muy rico y te quedas bien, nos gustó mucho el local y
la cena; junto con las dos cervezas, nos costó 7.990 Ft (unos 24 €), creo que pagamos
en metálico porque aún nos quedaba bastante. Local muy bonito, buena comida y
buena atención; así que muy recomendable.
Y nuevamente con la ayuda de Google,
fuimos a coger un bus que nos dejaba muy cerca de casa; un poco de internet y un
poco de televisión, y a dormir, mañana nos despedíamos de la ciudad y del viaje.
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