ESTE DÍA VISITAMOS LA ZONA DE BUDA Y RECORRIMOS EL DANUBIO EN CRUCERO.
Cogimos el bus 16 que es uno de los
pequeños, bajamos en una parada cerca del Bastión de Pescadores, pero no acertamos
con la buena, porque ante nosotros nos encontramos con una hermosa escalera. Al
subir casi me da algo, yo toda abrigada porque aun hacía fresco a esas horas, y
al entrar en calor con la subida me ahogaba. Al llegar arriba había gente pero
no era algo agobiante, aunque nuestra idea inicial era evitar lo más turístico
el fin de semana, decidimos cambiar el planing, porque luego venían un par de
días de tiempo más complicado.
Llegamos alrededor de las 9’30 al BASTIÓN DE PESCADORES (Halászbástya), esta
terraza de estilo neogótico y neorrománico se construyó entre 1895 y 1902; las
siete torres representan a las siete tribus magiares que se establecieron en
este lugar en el año 896. Recibe el nombre del grupo de pescadores responsables
de defender este enclave en la Edad Media. Este mirador tiene numerosas
escaleras y paseos, y aunque se llame bastión, no es una construcción defensiva;
es como un mirador con grandes vistas de Pest. Entre el 16 de octubre y el 15
de marzo la entrada es gratuita, el resto del año 1.000 Ft en horario diurno,
en horario nocturno es gratuito. Paseamos disfrutando de las vistas de
cada rincón.
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Aquí esta la cafetería Halászbástya Étterem |
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La estatua del centro es el rey San Esteban I, primer rey de Hungría |
Luego nos fuimos paseando la Torre de María Magdalena y el Museo de Historia Militar; no entramos a ninguno porque pensamos que había que aprovechar el día soleado. También encontramos por allí una exposición de algo de la Segunda Guerra Mundial, aunque no nos pudimos enterar mucho porque solo estaba en húngaro.
Regresamos al Bastión, y Alfredo subió
a la TORRE DE MATÍAS (Mátyás Torony),
a la que se sube a través de una escalera de caracol, con cerca de 200 escalones;
se sube en grupo acompañados por un guía, las subidas son más o menos cada hora.
Horario: 9 a 17. Precio: 1.800 Ft (5’38 €).
Luego descubrimos que en la última
torre del Bastión, había una cafetería, Halászbástya
Étterem (en la parte de abajo es restaurante y en la de arriba cafetería),
pensamos que los precios serían muy caros, pero nos acercamos y nos sorprendió,
ver que eran razonables; así que no nos lo pensamos y entramos. Nos tomamos un
par de capuchinos, con una de las mejores vistas que hemos disfrutado a lo largo
de los años en nuestros viajes; los capuchinos nos costaron 2.350 Ft (unos 7
€), pagamos en metálico, pero no recordamos si aceptaban el pago con tarjeta.
Luego decidimos acercarnos al Castillo de Buda (Budai Vár), también es conocido como Palacio Real, ya que antiguamente
fue la residencia de los reyes de Hungría; actualmente alberga la Biblioteca
Széchenyi, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest; a nosotros nos resulta más parecido a un Palacio que a un Castillo. Luego bajamos
paseando hacia el centro, disfrutando de nuevas vistas sobe el Danubio y el Puente de las Cadenas.
Y ya se había hecho hora de comer, a
estas alturas del viaje ya teníamos ganas de comer pasta, así que fuimos a Vapiano, pedimos unos campanelle con salsa
pomodoro y unos spaghetti con salsa pesto, que acompañamos de cervezas; la
comida nos costó 5.465 Ft (16’33 €), bastante rica la comida, pero es que la
pasta esta entre nuestros platos favoritos.
Después de comer fuimos rápido al
crucero de LEGENDA
CRUISES (tiene el muelle a la altura
del Hotel Marriot), porque salía a las 2 de la tarde (el siguiente era a las
15’30 y ya se nos haría tarde, porque al finalizar estaría ya comenzando el
atardecer). Al crucero diurno lo llaman “Duna Bella” (horarios, 11, 12’30, 14 y 15’30), y nos
costó a los dos 9.000 Ft (26’89 €); la verdad que el barco con el que hicimos
el crucero (Góndola), era muy nuevo y los cristales estaban impolutos. Al subir al barco nos metimos en la planta de
butacas interior, y al poco nos dieron una bebida calentita muy rica.
Luego al momento subimos arriba a la planta exterior, pensábamos que haría mucho viento y frío, pero a esas horas se estaba muy bien, hasta nos pudimos quitar las chaquetas durante un rato (de hecho aquí tengo la única foto del viaje sin la chaqueta); luego ya cambió el viento y comenzó hacer más frío, así que ya bajamos, pero arriba estuvimos solos con unas chicas, la verdad que nos sorprendió que no subiera casi nadie.
Luego al momento subimos arriba a la planta exterior, pensábamos que haría mucho viento y frío, pero a esas horas se estaba muy bien, hasta nos pudimos quitar las chaquetas durante un rato (de hecho aquí tengo la única foto del viaje sin la chaqueta); luego ya cambió el viento y comenzó hacer más frío, así que ya bajamos, pero arriba estuvimos solos con unas chicas, la verdad que nos sorprendió que no subiera casi nadie.
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Puente de la Libertad |
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Puente de las Cadenas |
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Puente de las Cadenas |
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Puente de Las Cadenas, visto desde lejos |
Tras el crucero que nos había
encantado y nos sirvió para descansar un rato, volvimos a la plaza Deák Ferenc tér, a coger nuevamente el
bus 16 para subir a la zona del Bastión de Pescadores, y esta vez ya nos
bajamos en una parada de la parte de arriba, así que no hubo que subir
escaleras. En el bus comprobamos delante de nosotros, como una española que iba
con sus padres, subió sin ticar los billetes y en nada los revisores los
pillaron y se los bajaron.
Decidimos visitar la IGLESIA DE MATÍAS (Mátyás Templom), que
es uno de los símbolos más conocidos de la ciudad, construida en el siglo XIII
fue utilizada como mezquita por los turcos, en la época del barroco sufrió una
gran reconstrucción, y posteriormente a finales del siglo XIX se hizo otra gran
reconstrucción en estilo neogótico, que es el que vemos actualmente. Sus rasgos
exteriores más característicos son las tejas vidriadas de colores Zsolnay y el
campanario más alto, llamado Torre de Matías. Horario lunes a sábado: 9 a 17. Horario
domingo: 13 a 17. Precio: 1.800 Ft (5’38 €). Por dentro nos gustó mucho,
bastante diferente a otras iglesias, muy colorida con todas sus paredes
pintadas.
Al salir eran algo más de las 4 de la
tarde, pero ya nos fuimos a tomar posiciones para ver el atardecer, hacía
fresco y algo de viento, pero nada que no fuera soportable. No solo vimos un
precioso atardecer sobre Pest, con el Parlamento de fondo, que ya es una imagen
muy bonita, sino que además lo vimos con una gran luna roja.
Bajamos andando nuevamente, y
decidimos comprar ya los regalitos que nos íbamos a llevar de Budapest, ayer
encontramos una tienda enorme llamada World of Souvenir, en
el que puedes encontrar de todo; y luego ya pasamos por casa a dejar las cosas.
Como todavía era pronto para cenar, hicimos
tiempo tomándonos una cervecita en un local bastante curioso llamado Púder Bar Theater, nos costaron 880 Ft (poco más de
2’50 €).
Y al rato nos fuimos a cenar a Vörös Postakocsi, pedimos un par de costillas de cerdo
que era de lo más típico del local, también pedimos un poco de pan y unas
patatas, que acompañamos de cervezas y nos costó 8.877 Ft (26’54 €); la cena no
estuvo mal, pero a estas alturas del viaje, la realidad es que ya estábamos
algo saturados de comida.
Regresamos paseando a casa, contentos
por el espectacular día que habíamos vivido y ese atardecer tan bonito, que es
de los que no se olvidan en mucho tiempo.
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