Día 2: Praga

Tras haber dormido la mar de bien, ducha, desayuno y alrededor de las 9 estábamos saliendo a la calle. El día estaba nublado, pero de momento no llovía, volvimos a la PLAZA DE LA CIUDAD VIEJA (Staroměstské náměstí), muy tranquila a esas horas. Es la plaza histórica más importante de la ciudad, y desde sus inicios en el siglo XII ha sido testigo de numerosos acontecimientos. Llama la atención el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja con la Torre del Reloj, la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, y el monumento al teólogo y filósofo Jan Hus.





En el ANTIGUO AYUNTAMIENTO (Staroměstská radnice), se encuentra el RELOJ ASTRONÓMICO (Staroměstský orloj), que adorna la fachada del Antiguo Ayuntamiento desde 1410. El reloj se compone de tres partes. La esfera inferior es un calendario con los signos del zodiaco; también tiene cuatro pequeñas esculturas, un filósofo, un ángel, un astrónomo y un orador. La esfera superior es el reloj astronómico propiamente, pues su función es representar las órbitas del Sol y la Luna. Cada hora en punto (entre 9 y 23), se produce un desfile en las ventanas superiores de los doce apóstoles; además hay cuatro figuras adicionales, el turco, la avaricia, la vanidad y la muerte; un esqueleto que tirando de la cuerda marca el inicio del desfile. La torre tiene una altura de 70 metros y hasta arriba hay alrededor de 400 escalones, pero también se puede subir con ascensor. Horario Torre lunes: 11 a 22. Horario Torre martes a domingo: 9 a 22. Precio: 250 Kč (10 €). Nos  paramos tranquilamente un rato a admirar esta maravilla de reloj construido hace más de 600 años.



Y luego rumbo al otro monumento estrella de la ciudad, el PUENTE DE CARLOS (Karlův most), el más antiguo de los puentes de Praga sobre el río Moldava, que fue construido entre 1357 y 1402 en el mismo lugar que ocupaba el anterior, destruido años anteriores por una riada. Tiene en cada uno de sus extremos torres fortificadas (la de la Ciudad Vieja y la de Malá Strana). Entre los años 1683 y 1928, se instalaron 30 esculturas sacras, de las cuales la más conocida es la de San Juan Nepomuceno. En la época de su construcción era la única forma de cruzar el río, por lo que el puente se transformó en la vía de comunicación más importante entre la Ciudad Vieja y el Castillo. Originalmente se llamaba Puente de Piedra (Kamenný most) o Puente de Praga (Pražský most), pero lleva su denominación actual desde 1870 en honor a Carlos V. El puente tiene una longitud de 516 metros y la anchura es de casi 10 metros.
















Y ya nos fuimos hacia Rudolfinum, el punto de encuentro de nuestro Tour Praga Imprescindible, comenzamos a las 10’15 y duró alrededor de dos horas y media; con este tour recorrimos la Ciudad Vieja y el Barrio Judío, nuestro guía Ion, hizo que entre historia y bromas le prestáramos atención durante toda la visita, y se nos pasó el tiempo volando. A mitad excursión más o menos hizo una parada en un bar para tomar algo calentito, momento que aprovecharon para vender más tours, y nosotros como nos estaba gustando tanto, reservamos otro gratuito que era esa misma tarde y dos de pago.

Monumento a Jan Hus

Sinagoga Española

Al acabar nos recomendó algunos sitios cercanos para comer, nosotros elegimos Coffee Lovers para comer algo rápido, unos paninis calentitos muy ricos, y de postre unos capuchinos y una tarta a medias; todo muy rico y nos costó 402 Kč (15’98 €).



El Tour del Castillo y Malá Strana, comenzó a las 2 de la tarde y duró alrededor de tres horas y también lo hicimos con Ion; comenzamos en el Puente de Carlos, luego bajamos a la Isla Kampa, donde vimos hasta que nivel subió el agua en las últimas inundaciones y también el famoso muro de John Lennon; durante los años 80 bajo el gobierno comunista, este muro fue considerado como subversivo, ya que aparecían pintadas con frases desafiantes hacia las autoridades, y aunque la policía lo borraba, las pintadas volvían a repetirse. Luego cogimos el tranvía y subimos a la zona del Castillo; para realizar el tour, previamente hay que comprar el billete sencillo de 24 Kč.





Billete necesario para el tranvía

Una vez arriba, pasamos el control de acceso al Castillo, y fuimos a la Catedral, tras las explicaciones entramos un momento a visitarla, luego vimos el cambio de guardia, y el Callejón dorado (Zlatá ulička), que a esas horas tenía bastante gente y así no tienen ningún atractivo, pero por lo menos a esas horas era gratuito; finalizamos el tour en un mirador, y luego ya bajamos andando hacia el centro.








Basilica San Jorge






Al finalizar alrededor de las 5, ya estaba anocheciendo, así que dimos una vuelta tranquilamente  y fuimos a por algún regalito.





Después a U Vejvodů, a tomar una cerveza, un sitio que vimos ayer yendo a cenar, donde el medio litro de cerveza costaba 49 Kč (2 €); ayer no muy lejos de aquí nos costó 3 €.



Al salir decidimos ir al PUENTE DE CARLOS, para verlo de noche; había que aprovechar que no llovía.




Luego ya nos fuimos a cenar, Lokal es un lugar muy frecuentado por los locales, aquí para pedir mesa te apuntas en una lista en la barra, hay varios en la ciudad y este estaba muy cerca de nuestro pisito; pedimos cerdo empanado y pollo empanado, también pedimos un ensalada de patata (muchas veces los platos los sirven sin acompañamiento, que tienes que pedir aparte) y por supuesto acompañado de cervezas; la cena nos costó 599 Kč (23’77 €).Pero vimos que aunque nuestra cuenta tendría un importe similar, no era la nuestra, al comentárselo al camarero nos trajo la nuestra y eran 619 Kč (no llegaba a 1 € de diferencia), pero de todas formas le dimos 50 Kč de propina al camarero (es bastante habitual darles alrededor el 10%), pero como le sabía mal, nos invitó a unos chupitos. Cuando vimos los vasos tan pequeños, ya imaginábamos que debían ser fuertes, y no vamos a decir que no estuviera fuerte, pero no nos disgustó el Becherovka. Al final salimos ganando, porque cada licor valía 49 Kč.

La rubia suele ser Pilsner Urquell y la negra Kozel; a la comida no hubo tiempo de hacerle la foto.

Foto: wikipedia
Licor checo

Y luego ya regresamos a nuestro pisito, que lo teníamos a menos de 5 minutos andando. El día había estado muy bien, nos habían gustado mucho los dos tours y al final no había llovido.

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