Arrancó el día lluvioso, así que nos
lo tomamos con calma y salimos ya directos al Tour Nazismo y comunismo, S.XX
que comenzaba las 10 y duró cerca de tres horas, nuevamente con Ion. Muy
interesante la historia más reciente, desde el Imperio Austrohúngaro, la
invasión nazi, la Operación Antropoide, los años del comunismo, la Primavera de
Praga y la Revolución del Terciopelo; los puntos fuertes son la Casa Danzante y
la Iglesia de San Cirilo y San Metodio. Aunque el grupo era numeroso, Ion sabía
muy bien como tenerte siempre atento; eso sí algún rato con el frío y la lluvia
se hizo pesado.
La Iglesia catedralicia de San Cirilo y Metodio (Katedrální chrám sv.
Cyrila a Metoděje) es famosa, porque en su cripta se escondieron unos
paracaidistas, después de llevar a cabo el atentado a Reinhard Heydrich en mayo
de 1942; el refugio secreto de esta iglesia, ofreció a los paracaidistas
checoslovacos cobijo desde el 27 de mayo hasta el 18 de junio, después de que
llevaran a cabo el atentado; los sacerdotes ortodoxos y sus familias fueron
arrestados, torturados y asesinados. En los sótanos de la iglesia hay una
exposición sobre la Operación Antropoide. Horario martes a domingo: 9 a 17.
Pasamos por la Galería Lucerna (en la
calle Vodičkova) para ver la Estatua del
Caballo, donde del soberano checo San Wenceslao, está sentado sobre la
barriga de su caballo muerto; obra del controvertido y polémico escultor checo,
David Černý, cuelga aquí desde el año 2000.
El tour acabó en la Plaza de Wenceslao (Václavské náměstí),
que fue escenario de acontecimientos históricos, actualmente es el centro
comercial y administrativo de la ciudad; surgió cuando Carlos IV fundó la
Ciudad Nueva, en el año 1348. La plaza está dominada por el Museo Nacional y el
monumento a San Wenceslao de 1912.
Luego regresamos al centro y fuimos a
comer a uno de los restaurantes que nos había recomendado el guía y que tenía un camarero que hablaba
español, Freemasonic,
pedimos una sopa y una carne para compartir, y también unas tortitas de patata
y un poco de pan. La comida estaba rica, pero el servicio no pudo ser peor, primero
nos trajeron la carne, y la sopa tuvimos que pedirla de nuevo, y además cuando
la trajo no se disculpó ni nada, como si lo más normal fuera primero la carne y
luego la sopa; la comida nos costó 549 Kč (21’84 €), evidentemente no dejamos
nada de propina. Una pena la experiencia tan mala, porque la sopa estaba muy
rica y el lugar es muy agradable.
Tras la comida, el día había cambiado
por completo y había salido el sol, así que repetimos los principales lugares de
la PLAZA DE LA CIUDAD VIEJA
(Staroměstské náměstí).
Luego Alfredo subió a la TORRE DEL PUENTE EN LA CIUDAD VIEJA
(Staroměstská mostecká věž), terminada en 1380, esta puerta de entrada al
Puente de Carlos es la más bella puerta gótica de su género de toda Europa. Desde
la torre de 43 metros de altura, se tienen grandes vistas con el puente y el
castillo al fondo; son alrededor de 210 escalones. Horario: 10 a 18. Precio:
100 Kč (4 €). Yo mientras me dedique a pasear tranquilamente por el puente.
Encontramos un mirador con una panorámica
diferente del Puente de Carlos, a las que habíamos visto hasta ahora; y un lugar en el que estuvimos solos un buen rato.
Tras esto, la idea inicial era subir
hacia Petřín, pero aunque eran sólo las 4 de la tarde, el sol se estaba
escondiendo, así que lo descartamos.
Decimos poner rumbo a la famosa CASA DANZANTE (Tančící dům), construida
en 1996 por los arquitectos Vlado Milunić y Frank O. Gehry, que se inspiraron
en los bailarines; Fred Astaire, simbolizado por la torre de piedra, y su
compañera Ginger Rogers, por la torre de cristal. Tiene un restaurante con
terraza panorámica “Glas Bar”. Horario: 9 a 24. Acceso Terraza: 100 Kč. El bar
es muy pequeño y estaban todas las mesas ocupadas, aunque de todas formas las
vistas desde dentro no son gran cosa por la estructura. El precio de una consumición
suele rondar los 100 Kč y luego hay que pagar otros 100 Kč por salir a la
terraza exterior. La otra opción es la entrada solo de la terraza que son 200 Kč
(unos 8 €). Así que finalmente lo desechamos, porque hacia bastante aire y para
salir un momento con la poca luz que quedaba no nos merecía la pena; nuevamente
consideramos abusivo una entrada que valía casi como un plato de comida.
Volvimos a pasar por la curiosa Estatua de Kafka (situada Spálená 22), obra
del artista checo David Černý, que fue instalada en 2014.
Muy cerca de allí, decidimos ir a
tomar algo en el Café Louvre, un lugar bastante grande, bonito y elegante, donde dos
capuchinos nos costaron 110 Kč (poco más de 4 €),
Luego fuimos a comprar unos regalitos
a una tienda que se llama Praga Blue, donde a pesar de tener un escaparate con cosas de cristal
bastante caras, en su interior tiene un montón de cosas un poco más elaboradas,
pero aun así a buen precio.
Y ya era hora de nuestra cerveza,
fuimos a Pilsner Urquell, justo
enfrente del de ayer por la tarde, con los precios igual, la cerveza de medio
litro 2 €.
Cenamos un uno de los restaurantes que teníamos en
nuestra lista y nos encantó, Hostinec U Sádlů, está en un sótano y son varios salones decorados con
vidrieras y armaduras, muy bonito;
pedimos un plato de carne variada para compartir dos personas, que acompañamos
de cervezas y pusimos el broche a la cena con un chupito de Becherovka; nos
gustó mucho y la atención fue muy buena, aquí sí que dimos la propina del 10% y
con la propina costó 920 Kč (36’37 €).
Luego ya a casita, por lo menos la
experiencia de la cena había compensado la de la comida. Mañana nuestro último
día en Praga.
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