Día 4: Praga

Comenzamos la jornada como todos los días más o menos a las 9, el día no estaba lluvioso, pero hacía viento y la sensación de frío se agudizaba. Pasamos como todos los días, por la bonita PLAZA DE LA CIUDAD VIEJA (Staroměstské náměstí) y el precioso RELOJ ASTRONÓMICO (Staroměstský orloj).


Iniciamos la mañana con una visita al mirador junto al PUENTE DE CARLOS (Karlův most) que descubrimos ayer por la tarde, nos apetecía mucho verlo con otra luz y nos gustaba mucho, entre otras cosas porque era un rincón muy tranquilo.



Luego cogimos el tranvía para subir hacia la zona del Castillo, concretamente al MONASTERIO STRAHOV (Strahovský klášter), que fundado en el año 1140, tiene una biblioteca que custodia un excepcional fondo de manuscritos medievales, mapas y globos terráqueos; en total hay más de 200.000 manuscritos. Horario Biblioteca: 9 a 12 y 13 a 17. Precio: 120 Kč (4’80 €). Tarifa foto sin flash: 50 Kč (2 €), aunque sea el móvil. Sólo se puede pagar en efectivo, no aceptan tarjetas de crédito. La biblioteca es muy bonita, pero no puedes pasar a la sala, sólo la ves desde la puerta.








Ya que estábamos allí, fuimos hacia la Torre de Observación de Petřín (Petřínská rozhledna) que está al lado, dudábamos si subir o no a la torre, pero nos acercarnos de todas formas. Fue construida en el año 1891 a imitación de la Torre Eiffel de París (con la que tiene una proporción de 1:5), el mirador tiene una altura de 63 metros y hasta su cima hay 299 escalones, pero también se puede subir en ascensor. Horario: 10 a 18. Precio: 150 Kč (6 €). Precio ascensor: 60 Kč (2’40 €). Una vez allí nos animamos a subir, pero una vez en la cola de las entradas, vimos que sólo se podía pagar en metálico y a nosotros ya no nos quedaba tanto; allí hay cajero pero decidimos que tampoco nos apetecía tanto.





Tras dar una vueltecilla, cogimos el tranvía de regreso al centro, pero nos bajamos antes, para ir a una de los fotos típicas de Praga, que es la panorámica con varios puentes; una preciosidad. Se encuentra en el Parque Letná, cerca del Pabellón Hanavský. Luego bajamos andando en un momento.









Comimos en U Parlamentu, como en la mayoría de lugares, aunque estaba lleno no tardaron en darnos una mesa, pedimos un plato de carne y un gulash, que acompañamos de cerveza como siempre; bastante rico, la comida nos costó 666 Kč (26’59 €), incluyendo la propina del 10%.




Luego regresamos hacia nuestra zona y Alfredo subió a la TORRE DE LA PÓLVORA (Prašná brána), originaria del año 1475, es uno de los más significativos monumentos del gótico tardío en la ciudad, y una de las pocas construcciones que quedan del sistema defensivo; antiguamente se utilizaba como almacén de pólvora. La torre tiene 65 metros de altura, pero el mirador está a 44 metros; hasta donde hay alrededor de 200 escaleras. Horario: 10 a 18. Precio: 100 Kč (4 €).




Por cierto, de camino a la torre descubrimos la lluvia gélida, que son como pequeños granizos, y como es una tormenta, pues va acompañada de viento; mientras Alfredo subía a la torre, yo me fui a nuestro pisito, que lo teníamos sólo a un par de minutos.


Dejamos las maletas medio preparadas y descasamos un rato en el sofá; aunque no tardamos mucho en salir, porque si nos poníamos cómodos nos dormíamos.

Luego paseamos por el Moldava mientras veíamos un bonito atardecer, hasta llegar a nuestro mirador favorito junto al PUENTE DE CARLOS.











Luego a tomar unos capuchinos mientras hacíamos tiempo para el tour que teníamos para dentro de un rato; el Coffee Lovers del otro día nos pillaba bien.

Para despedirnos de la ciudad nos habíamos dejado el Tour de las Leyendas y Cerveza, que comenzaba a las 6 de la tarde y duraba cerca de tres horas; este tour incluye el billete de tranvía, y también una cerveza artesanal. Esta vez el guía era Santi, subimos con el tranvía hasta el Monasterio de Strahov, para luego tomamos una cerveza artesanal en Klášterní pivovar Strahov, un local que pertenece al Monasterio. Luego fuimos paseando entre historias de leyendas y misterio, hacia el Castillo y después por el barrio de Malá Strana, que con la tenue iluminación y la poca gente por sus calles, hizo que fuera una visita muy agradable viendo sus palacios. El tour nos gustó mucho, fue muy tranquilo y como solo éramos cuatro parejas se hizo muy agradable. Una bonita forma de despedirnos de Praga; y al final el tiempo había estado bastante bien, hizo menos frío durante este tour que durante la mañana, entre otras cosas porque ya no hacía viento.




Luego nos fuimos a cenar a U Pivrnce, la mayoría de las mesas están en el sótano y sus paredes están llenas de pintadas y cuadros con personajes muy graciosos; para cenar pedimos un par de platos de carne, un par de cervezas, un poco de pan, y de postre un helado y dos Becherovka; la cena nos costó 808 Kč, mas 90 Kč que dejamos en metálico de propina (cerca de 36 € en total).












Y así pusimos punto y final a nuestra estancia en Praga, una ciudad que nos había encantado. Mañana por la mañana cogíamos un tren hacia Bratislava.

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